Todos somos sembradores

“El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue” (Mateo 13:24-25) “El sembrador es el que siembra la palabra” (Marcos 4:14)

 

– Tu eres un sembrador que siembra, y puedes sembrar trigo o cizaña. Hay una palabra que vas a sembrar, y el morral de las semillas son tus labios.

– Somos sembradores, y según sembramos surge la cosecha. En las dos parábolas aparecen gente sembrando, porque en la vida siempre sembramos, por donde sea que vayas siempre vas sembrando.

– Cada persona es un sembrador, porque el sembrador siembra la palabra. Si tu lanzas palabras eres un sembrador, si hablas eres un sembrador. Todo el que habla y se comunica está sembrando. No puedes escapar de esta siembra.

– ¿Como sembrar?: Hablando ¿Cuando se siembra?: Cuando se habla

– Hay dos semillas que tu siembras, la palabra de Dios (el trigo) y la palabra del enemigo (la cizaña). Cada semilla tiene sus características: Trigo: produce alimento, es una semilla que alimenta y da vida, es apreciada y valorada, Cuando crece se llena de fruto que le hacen doblarse ante la tierra.Cizaña: toma energia de la tierra, la roba fuerza a otras semillas, Cuando crece no produce nada y está elevada por su poco peso. Veamos ejemplos de siembra:

1.- Culto de oración y álguien ora: “Señor somos gusanos miserables, somos despreciables, somos lo último de este mundo, somos basura.” Con esto esta sembrando cizaña. -Evidentemente podemos entender que eso éramos cuando no conocíamos a Dios, pero cuando Dios nos rescata dejamos de ser eso y pasamos a ser príncipes, redimidos, nación santa, pueblo adquirido por su sangre. Es bueno que no se nos olvide de donde fuimos sacados, pero ya no lo somos. A veces nos sentimos débiles, y tenemos problemas con el pecado, pero ahora somos más que vencedores en Cristo Jesús. Este tipo de sembrador no es mal intencionado, simplemente no tiene revelación de lo que Dios ha hecho con él, necesita luz, y comprensión del poder de la sangre de Cristo.

2.- Alguien vé todos los noticieros, todas las cosas horribles que pasan, llena el corazón de calamidades, tragedias y maldades y cada vez que habla cuenta las cosas tan terribles que están pasando. Es el noticiero de las cosas malas. Todo lo que oye le impresiona y rápidamente lo cuenta a otros. A veces aún antes del culto comparte todas esas noticias a los hermanos, y cuando entran al culto los hermanos están liquidados. Este tipo de persona no es mal intencionada, simplemente es muy sensible, y al oir esas maldades y tragedias le afectan mucho y “de la abundancia del corazón la boca habla”. Lo que precisan estas personas dejar de ver los noticieros durante un tiempo (en algunos caso durante años) y meterse en la palabra de Dios, y confiar en el poder de Dios para su vida.

3.- (Hch 23:5) “Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo” Pablo habla duro al sacerdote, le ataca fuertemente, entonces le dicen quien es y se retracta reconociendo que es un príncipe del pueblo de Dios. Cuando atacas al siervo de Dios estas sembrando cizaña. Cuando comentas con los hermanos: “El pastor…” “No estoy de acuerdo con eso que ha predicado el pastor…” o cosas similares estás sembrando cizaña y estás robando la bendición al hermano. Por eso hay iglesias débiles, porque hay gente que siembra cizaña en el corazón de los demás. Este tipo de sembrador, suele serlo mitad por falta de revelación de lo que es autoridad, y por otro lado por rebelión, no quere someterse a nada ni a nadie. Suele creerse con un derecho, no dado por Dios de atacar a otros, incluso a los siervos de Dios, porque el piensa que tiene esa autoridad. A veces es un sembrador que lo que pretende atacando al siervo de Dios es esconder su pecado, “todos son malos, todos son hipócritas, por tanto yo no estoy ahí” parece justo, heroico y un acto de dignidad, pero lo que en realidad hay es “quiero seguir pecando, por tanto les acuso de pecadores a ellos, y ya tengo la escusa perfecta”

4.- Un hermano recibe una palabra profética, la cree y tiene fe por tanto se lanza creyendo y sabiendo que Dios le va a respaldar, y allí está el sembrador que le dice: “Uff, eso es dificil, otros lo han intentado y no lo han conseguido, ya veremos como dentro de unos meses te das un golpe y entiendes lo que te estoy diciendo ahora“. Este tipo de sembrador, tampoco suele ser malintencionado, todo lo contrario, piensa que con eso está ayudando a la otra persona. Este tipo de sembrador tiene un problema que se llama incredulidad, no tiene fé y piensa que como a él no le funciona a los demás tampoco, no entiende que la fe mueve montañas. Fe es “certeza de lo que se espera”(Hebreos 11:1) muchos esperan cosas, es por eso que fe no es esperanza, pero solo los que tiene fe tienen certeza. La certeza es lo que se tiene entre el periodo en que recibistes la palabra y ver la palabra hecha realidad.

5.- Un niño hace algo malo y los padres le dicen: “tonto, imbecil, inutil, idiota, siempre haces igual, eeres un desastre, ojalá no hubieras nacido, eres lo peor que me ha pasado” Todo este tipo de insultos no solo son mentiras, sino que además causan un gran daño en la vida de ese chiquillo. Muchos de los adultos inutilizados, lo fueron gracias a las semillas de unos padres que se encargaron de destrozarlo con sus labios. Este tipo de sembradores, normalmente han sido gente que cuando pequeños les trataron así, y suelen ser gente que no saben el mal que producen o si lo saben en esos momentos de ira solo tratan de hacer el mayor daño posible sin tener en cuenta las consecuencias.

6.- A veces estas semillas vienen disfrazadas de profecía.- No tienes seguridad de dar una palabra de profecía. Esa palabras es de condenación “Judas se ahorcó”, y aún sin seguridad y tratando de obedecer a Dios le dices a álguien esa palabra de maldición, eso sí disfrazada de profecía. Esto puede causar un gran daño en la persona, sobre todo si ni siquiera tienes seguridad. Este tipo de sembrador tampoco es mal intencionado, simplemente quiere ser fiel a Dios y no fallarle, por eso al entender eso cree que está haciendo la voluntad de Dios. Dios puede dar palabras duras contra álguien, pero asegúrate que es Dios antes de darla.

¿Que hacer cuando se nos siembra una palabra? La parábola del sembrador nos da la clave.

Si es palabra de Dios “Y estos son los que fueron sembrados en buena tierra; los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno” (Marcos 4:20) Aquí está, recíbela, creela y da fruto. Tómala para ti, ten la certeza de lo que esperas, y lo que esperas llegará.

Si es cizaña del enemigo “Y estos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones” (Marcos 4:15) El diablo viene a llevarse la palabra de Dios, pero tu puedes quitarte la palabra del diablo. Renuncia a esa maldición, rechaza esa maldición, proclama quien eres, y lo que Dios ha provisto para ti. Para rechazar las mentiras del diablo hay que sustituirlas por la palabra de Dios. No basta con quitarlo malo, hay que sustituirlo por lo bueno.

– Pudiera ser que lo creas al principio como dicen los versículos 16 y 17 “Los que cuando han oido la palabra al momento la reciben” Crees las mentiras del diablo y comienzan a echar raices, ves que todo te va mal , pero “No tenía mucha tierra” (v.5) durante años has estado en Dios y hay poca tierra para las mentiras del diablo, así que cuando sale el sol (en este caso la revelación de Dios) rechaza esa maldición y son libres.

“Los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas entran y ahogan la palabra y la hacen infructuosa” (v. 18) Igual que los afanes del mundo secan la semilla de Dios, los compromisos con el reino de Dios secan la semilla del diablo. Cuando te ves maldecido y no sabes que hacer. Métete de lleno en servir a Dios, envuelvete tanto de lo de Dios mira como se va secando la semilla del diablo.

Siembra la palabra correcta, y no se te olvide que “el sembrador siembra la palabra”

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