Cuerpo, alma y espíritu

“Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (I tesalonicenses 5:23)

 

– El ser humano está compuesto de tres partes: Cuerpo, alma y espíritu. Igual que Dios es trino, el hombre es trino

– El alma representa la vida animal. En sus aspectos más bajos los compartimos con lo animales. El hombre alcanza en el alma un nivel superior y moral al que los animales no pueden aspirar. Es la suma de nuestras emociones, inteligencia y voluntad. Representa la individualidad, el yo.

– El alma se abre hacia arriba, hacia lo espiritual mediante el espíritu y hacia abajo, hacia lo terrenal mediante el cuerpo

– Mediante el espíritu escudriñamos lo más elevado, y mediante el cuerpo vivimos en esta vida

– Mientras vivimos se prueba la verdadera calidad de nuestra alma. Se prueba si ese alma es capaz de ceder ante la carnalidad o de escoger lo de Dios. El alma ha de escoger a quien sirve. Según esta elección se decidirá el destino del alma en esta experiencia que llamamos vida, pero no solo es el vestíbulo que conduce a la vida.

– El alma se hace consciente del entorno mediante los sentidos. Cualquier sugerencia que llega a través de los sentidos provoca una respuesta del alma

– Los sentidos pueden ahogar el alma de modo que la palabra no lleva fruto “el que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (Mateo 13:22)

– En el alma residen: La voluntad (capacidad de decidir), La inteligencia (capacidad de pensar) y los sentimientos (capacidad de sentir)

– El alma es como un país en guerra y rebeliones. El estado inicial de la mayoría de nosotros es tal que los impulsos nos mueven a hacer lo que nos parece bien a nuestro propio entender

– La condición del alma llevada por los deseos la describe muy bien Santiago 4:1-4:

“¿De donde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿no es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal para gastar en vuestros deleites. !Oh almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera pues que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”

– El reino interior está dividido y no puede mantenerse. El alma no puede servir a dos señores. Cuando un alma que se somete a Cristo, que le entrega su vida a Dios, comienza a reemplazar las antiguas pasiones y aparece orden y paz.

– El alma se encuentra con: Una voluntad que no es la de Dios, es la suya propia, pero no le satisface por mas que se esfuerce en hacer lo que quiere. Acaba en una rebelión total, que produce una insatisfacción total.

– El alma se encuentra con: Una inteligencia desviada que no va donde Dios va. Los pensamientos no le traen paz, son pensamientos turbulentos, pensamientos de miedo, pensamientos de incredulidad, pensamientos contaminados por todo tipo de pecado.

– El alma se encuentra con: Unos sentimientos heridos. Experiencias del pasado que le hacen a uno desconfiar, temer, incapacidad de amar, de recibir amor, estar a la defensiva para evitar el dolor, mal carácter, maldad hacia otros, sentimientos de culpa, sentimientos de rechazo

ILUSTRACIÓN: EL TABERNÁCULO

– Dios manda a Moisés construir un tabernáculo. En el tabernáculo se celebraba todo lo relacionado con Dios y la adoración. El tabernáculo era un lugar de encuentro entre Dios y el hombre

– El tabernáculo tenía tres partes: Lugar santísimo, lugar santo, y atrio

– El alma corresponde al lugar santo. En el lugar santísimo la gloria brilla, pero el velo impedía que esa gloria llegara al lugar santo. Por eso la gente vivía en el atrio, afuera, con sus sacrificios de animales y lavados rituales.

– Cuando Jesús muere el velo del templo se rasga de arriba a abajo. La luz del lugar santísimo inunda el lugar santo y el atrio

– Cuando el alma despierta a su verdadero destino es cuando el alma se rinde a la cruz. Se parte el velo interior y el alma y el espíritu se unen, y la luz de Dios fluye a través de toda nuestra naturaleza

– cuando llega la luz de Dios: La voluntad se alinea con la de Dios, Los sentimientos son sanados, los pensamientos son santificados, el ser humano comienza a sentir paz, el cristiano comienza a vivir la vida abundante, la presencia de Dios se hace real en la vida, el poder de Dios se manifiesta, vuelve la fe

– La cruz fue lo que rompió el velo del templo. La cruz continúa hoy rompiendo el velo a todo aquel que muere a las obras de alma

– La cruz es perdon seguido de arrepentimiento y confesión. La cruz es liberación del viejo hombre, de la vieja actitud del alma. Es liberación del alma carnal, del alma egoísta, es liberación de la atadura del alma angustiada

“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto” (Juan 12:24). La bendición del ser humano es saber morir a los deseos del alma, es ser sanado de los sentimientos destructivos del alma. Es dejar de gobernarse y dejar que Dios gobierne

– El cristiano inteligente sabe: Perder para ganar, Dejar su voluntad para hacer la voluntad de Dios, morir para vivir.

– La religión del atrio, trae ritos, pero no trae vida. La cruz, la muerte del yo, la ruptura del velo, trae la invasión de la presencia de Dios

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